La Constitución Federal de 5 de octubre de 1988 en su artículo 170, V, asegura a todos la defensa del consumidor y con el advenimiento de la ley 8.078 en 1990, el Código de Defensa del Consumidor, la relación entre proveedores y consumidores de bienes y servicios ha ganado nuevos rumbos estableciendo los derechos del consumidor, las responsabilidades de quienes venden los productos, regulan las prácticas de comercio y la publicidad, prohíben prácticas abusivas y establece castigos para la falta de respeto al consumidor.

La historia del derecho del consumidor está repleta de logros, pero la competitividad empresarial con el fin de obtener rentabilidad termina, en muchas oportunidades, por generar perjuicio a los consumidores.

Perjuicios que pueden causar desequilibrios en las relaciones sociales y, principalmente, perjuicios a los consumidores, nuestra principal preocupación.

¡No lo aceptamos! ¡No aceptamos que ningún ciudadano -consumo de servicios o productos- venga a ser perjudicado independientemente del motivo, si es intencional o no, si de mala fe o por equívoco!

¿Has oído hablar de la Teoría de la Ventaja? Se trata de una práctica consolidada en nuestro país, que obtiene ganancias exorbitantes de modo ilegal, perjudicando financieramente y emocionalmente a toda la población. Por ejemplo: Si una empresa opera una práctica ilegal, sabiendo que puede ser responsabilizada judicialmente por ello, pero aún así mantiene la práctica abusiva, es porque la ventajosa se verifica.

En este sentido, Jobim Abogados Asociados creó una herramienta llamada PRO CONSUMER, que consiste en un sistema de trabajo y atención para atender sus anhelos de la manera más práctica y eficaz posible.

Atendiendo a esta necesidad del mercado, el PRO CONSUMER está preparado para atender demandas de alta complejidad, atender medidas urgentes, así como reparar todos los daños causados ​​al consumidor, ya sean materiales o morales.

Es decir, hacemos cuestión de subrayar que no vemos su demanda sólo como un proceso, aunque su satisfacción sea nuestro propósito, sino una causa mayor, que sólo será alcanzada cuando esos perjuicios contumazes ya no existan.